Terapia Miofuncional en Ortodoncia. Trastornos Orofaciales Funcionales y Su Impacto en el Desarrollo
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La terapia miofuncional (TMF) ha ganado reconocimiento como un enfoque transformador en ortodoncia, abordando trastornos funcionales subyacentes que contribuyen a anomalías dentofaciales. Estos incluyen patrones de deglución mixta, postura incorrecta de la lengua, respiración bucal y músculos orofaciales debilitados. Estas disfunciones, si se dejan sin tratar, pueden afectar negativamente el desarrollo esquelético facial, la alineación dental e incluso el habla. Las implicaciones son particularmente significativas para los niños y adolescentes, ya que estos desafíos pueden obstaculizar su adaptación social y su bienestar general.
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Al integrar la terapia miofuncional en el cuidado ortodóntico, los profesionales dentales pueden abordar proactivamente estos problemas. Combinar ejercicios terapéuticos con aparatos ortodónticos no solo corrige preocupaciones estructurales, sino que también mejora los resultados funcionales y estéticos.
El Papel de la Terapia Miofuncional a Través de las Etapas del Desarrollo
- Fase de Dentición Primaria
Esta etapa se centra en establecer la base para un crecimiento y desarrollo adecuado de la mandíbula. La terapia miofuncional sirve como una intervención primaria para eliminar hábitos perjudiciales, fomentar la respiración nasal y optimizar la postura oral. Los ejercicios durante esta fase se dirigen a los músculos orbicularis oris, lengua y mandíbula, promoviendo patrones de crecimiento saludables.
- Fase de Dentición Mixta
A medida que comienzan a emerger los dientes permanentes, la terapia tiene como objetivo equilibrar la alineación de la mandíbula y apoyar el crecimiento esquelético. La terapia miofuncional complementa los aparatos ortodónticos al abordar los desequilibrios musculares y mejorar la estabilidad funcional. Fortalecer los músculos faciales y orales durante esta fase sienta una base estable para la futura alineación dental.
- Fase de Dentición Permanente
En esta etapa, la Terapia Miofuncional (TMF) desempeña un papel de apoyo en el mantenimiento de los resultados logrados a través del tratamiento de ortodoncia. Al reforzar la musculatura orofacial, la terapia minimiza el riesgo de recaída, asegurando la estabilidad a largo plazo de los arcos dentales y la alineación de la mordida.
La Ciencia Detrás de la Terapia Miofuncional
La efectividad de la TMF radica en su capacidad para reentrenar los músculos orofaciales y corregir hábitos perjudiciales. Los elementos clave incluyen:
- Respiración Nasal: Fomenta una adecuada oxigenación y apoya el desarrollo craneofacial.
- Postura Correcta de la Lengua: Promueve el equilibrio entre los arcos dentales.
- Entrenamiento de los Músculos Faciales: Mejora la estética facial y la estabilidad funcional.
Beneficios de la Terapia Miofuncional Más Allá de la Ortodoncia
El impacto de la terapia miofuncional se extiende más allá de la salud dental. Al mejorar la respiración, la deglución y la masticación, los pacientes a menudo experimentan un mejor bienestar general. La intervención temprana también puede prevenir complicaciones como impedimentos del habla, asimetrías faciales y reducción de la autoconfianza, asegurando una mayor calidad de vida.
Abordando Hábitos Dañinos en Pacientes Pediátricos
Los hábitos dañinos como chuparse el dedo y respirar por la boca son contribuyentes comunes a anomalías dentales y de la mandíbula. Estos hábitos pueden:
- Distorsionar la forma de los arcos dentales.
- Causar maloclusiones en los planos sagital, transversal y vertical.
- Conducir a asimetrías faciales y problemas periodontales con el tiempo.
Chuparse el Dedo: El reflejo de succión es innato y alcanza su punto máximo a los seis meses de edad, desvaneciéndose típicamente a los doce meses. Sin embargo, chuparse el dedo de manera persistente puede desarrollarse en hábitos orales patológicos que afectan negativamente la formación de la mordida. La succión prolongada del dedo a menudo resulta en protrusión de los dientes frontales superiores, subdesarrollo de la mandíbula inferior y una mordida abierta.
Este hábito es más común entre los niños que son alimentados con biberón o destetados prematuramente. El estrés o la incomodidad emocional pueden exacerbar la succión del dedo, en la que los niños a menudo participan durante el sueño o en momentos de relajación. Los hábitos persistentes pueden llevar a cambios visibles en el dedo, incluyendo piel adelgazada, moretones y deformación de las uñas.
Las consecuencias de chuparse el dedo incluyen:
- Protrusión de los incisivos superiores y acortamiento de los procesos alveolares, lo que lleva a una mordida abierta,
- Crecimiento alterado de las mandíbulas,
- Incapacidad para cerrar los labios debido a dientes desalineados,
- Deformación de los arcos dentales para adaptarse a la forma del dedo,
- Estrechamiento del arco dental superior, contribuyendo a la mordida cruzada o maloclusión.
El chuparse el dedo de forma crónica también puede afectar la postura general, la función respiratoria y la salud sistémica, enfatizando la necesidad de una prevención e intervención tempranas.
Otros Trastornos Funcionales Orofaciales y Su Impacto en el Desarrollo
Respiración Oral: La respiración nasal es la norma fisiológica en todos los grupos de edad. En condiciones normales de respiración nasal, se crea una presión negativa en la cavidad oral a medida que el aire fluye a través de las fosas nasales y el nasofaringe. Durante este proceso, la boca permanece cerrada, la punta de la lengua descansa contra la superficie oral de los incisivos superiores, y el cuerpo de la lengua presiona uniformemente contra el paladar. Estas condiciones fomentan el desarrollo de un paladar suavemente curvado y arcos dentales bien formados. La respiración oral, a menudo causada por obstrucciones nasales como rinitis o pólipos, adenoides, interrumpe el crecimiento normal de las estructuras faciales, resultando en un paladar alto y estrecho ("paladar alto o paladar arqueado alto") y dientes apiñados. Esto se debe a la presión positiva dentro de la cavidad oral, particularmente en el paladar, ya que la lengua descansa en el fondo de la boca. Esta correlación a menudo depende de la duración y severidad de la respiración oral. La respiración oral crónica también afecta el tono muscular facial, llevando a más anomalías dentales y esqueléticas.
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Habla y postura: La articulación del habla inadecuada y la mala postura están frecuentemente vinculadas a anormalidades dentales. Períodos prolongados de mala postura al sentarse o posiciones al dormir pueden exacerbar las deformidades de la mandíbula y la columna, afectando la salud y el desarrollo general de un niño.
Masticación: Otra causa común de la postura de boca abierta es el consumo prolongado de alimentos líquidos o blandos que no involucran los músculos de masticación. Esto retrasa la transición de succionar a masticar. Los niños que tienen dificultades para masticar pueden evitar alimentos que requieren esfuerzo de la mandíbula, lo que lleva a músculos masticatorios débiles y poco entrenados. Como consecuencia, la mandíbula inferior desciende, el cierre de los labios se vuelve difícil y se establece la respiración bucal. Además, la lengua puede descansar en una posición baja incorrecta, contribuyendo a problemas ortodónticos como la maloclusión y dificultades en la articulación de sonidos.
Lengua: Al respirar por la boca, la lengua a menudo asume una posición incorrecta, descansando en el suelo de la cavidad oral, una condición conocida como glosoptosis. En un patrón de deglución saludable, la punta de la lengua presiona contra el paladar cerca del cuello de los dientes frontales superiores, sin protruir entre los dientes. Sin embargo, el empuje persistente de la lengua, la colocación de la lengua entre los dientes o empujar la lengua contra los dientes frontales o las mejillas en niños mayores de 5 años puede indicar una disfunción de deglución.
Frenillo Lingual: Bajo condiciones normales, el frenillo lingual es largo y delgado, extendiéndose desde el tercio medio de la lengua hasta la mucosa del suelo de la boca, justo detrás de los pliegues sublinguales. En casos patológicos, el frenillo puede ser grueso y corto, uniéndose al tercio frontal de la lengua y al tejido periodontal de los incisivos centrales inferiores. Esta anomalía estructural limita la movilidad de la lengua y se llama anquiloglosia o lengua atada. Un frenillo acortado (una lengua atada) restringe el movimiento de la lengua, a menudo haciendo que descanse entre los incisivos. Esta posición incorrecta de la lengua interrumpe la articulación y puede llevar a problemas del habla. También puede interferir con la erupción dental adecuada y resultar en una mordida abierta anterior. Sin embargo, no todos los frenillos linguales requieren intervención quirúrgica y la terapia miofuncional a menudo puede mejorar la función.
Las medidas preventivas deben centrarse en educar a los padres sobre los riesgos asociados con hábitos perjudiciales y asegurar consultas ortodónticas oportunas. Un mobiliario adecuado, la postura durante el sueño y abordar problemas nasales o respiratorios pueden reducir significativamente el riesgo de maloclusiones.
El Nexo Ambiental-Genético
Las influencias ambientales contribuyen significativamente a las maloclusiones. La teoría del equilibrio postula que la posición de los dientes dentro del arco dental resulta del equilibrio de fuerzas ejercidas por factores internos (lengua, labios, mejillas) y externos (hábitos como chuparse el dedo). Superpuestos a estas presiones están los factores periodontales, incluyendo el desplazamiento mesial y la pérdida de hueso alveolar, y las fuerzas oclusales.
Los puntos clave de este modelo incluyen:
- Duración sobre Intensidad: Las fuerzas deben actuar durante una duración suficiente (4–8 horas) para inducir el movimiento dental. Fuerzas bajas prolongadas (5–10 g/cm²) son efectivas y biológicamente conservadoras, mientras que fuerzas intensas pueden causar reabsorción radicular y dolor.
- Implicaciones Ortodónticas: Las fuerzas de alta intensidad de corta duración, a pesar de su magnitud, no logran mover los dientes, enfatizando la importancia de fuerzas controladas y sostenidas en el tratamiento.
El modelo de Carlson subraya la interacción entre la genética y los factores ambientales en la maloclusión y los resultados ortodónticos. Las interrupciones localizadas, como el trauma, la anquilosis o la pérdida de espacio, ejemplifican las influencias ambientales. Por lo tanto, las estrategias de tratamiento ortodóntico deben abordar estos factores externos junto con las predisposiciones genéticas para lograr resultados duraderos.

Terapeuta miofuncional: Ejercicios para el Desarrollo Orofacial
El éxito de la terapia miofuncional depende de la gravedad de los problemas morfológicos y funcionales, la dedicación del niño y la supervisión constante durante los ejercicios. Ejercicios apropiados para la edad y atractivos son cruciales para la efectividad, transformando el tratamiento en una actividad agradable. Los niños pueden practicar de forma individual o en grupos en escuelas o guarderías, bajo la supervisión de padres, educadores y personal médico.
Cuando se utiliza como un tratamiento independiente, la terapia miofuncional es particularmente efectiva para condiciones como la protrusión de los incisivos superiores con una oclusión neutral de los dientes posteriores. Los ejercicios se pueden realizar con o sin dispositivos especiales, como aparatos labiales o intraorales.
La terapia miofuncional, un componente clave de la terapia miofuncional, incluye ejercicios estructurados que apuntan a varios grupos musculares para restaurar la función y la simetría. Ejemplos incluyen:
- Músculo Orbicular de los Labios:
Entrenar este músculo es esencial, especialmente para los niños con respiración bucal habitual. Después de confirmar la permeabilidad de las vías respiratorias nasales con un especialista, los ejercicios pueden incluir:- Sostener agua en la boca para evaluar la capacidad de respiración nasal.
- Soplar aire sobre objetos ligeros como plumas.
- Comprimir tiras de papel o rollos de algodón con los labios para fortalecer los músculos.
- Músculos de la Mandíbula y la Lengua:
Para abordar la alineación de la mandíbula inferior o la postura incorrecta de la lengua, se recomiendan ejercicios que incluyen:- Avanzar lentamente la mandíbula inferior hasta que los dientes frontales se superpongan correctamente y mantener la posición.
- Usar resistencia, como presionar la mandíbula inferior contra los dedos o herramientas de madera, para desarrollar fuerza.
- Ejercicios Relacionados con el Habla:
Para mejorar la posición de la lengua y la articulación:- Lamer los labios, llevando la lengua hacia la nariz o el mentón.
- Hacer clic con la lengua contra el paladar o practicar movimientos controlados de la lengua sobre las superficies de los dientes.
Los ejercicios deben incorporar elementos de juego, como soplar sobre objetos suspendidos o usar anillos de goma y botones conectados por cuerdas para resistencia. Gamificar los ejercicios los hace más atractivos para los niños, asegurando una práctica regular.
Desafíos y Direcciones Futuras
La terapia miofuncional no es universalmente aplicable y tiene ciertas contraindicaciones, que incluyen:
- Hipertrofia patológica de la musculatura facial.
- Movilidad limitada de la articulación temporomandibular.
- Maloclusión de Clase III.
- Trastornos del desarrollo mandibular causados por enfermedades sistémicas como el raquitismo.
Aunque la terapia miofuncional muestra una inmensa promesa, persisten desafíos. La motivación del paciente y la práctica regular son críticas para el éxito, y la efectividad de la terapia a menudo depende de la participación de los padres para los pacientes más jóvenes. Avances como los programas guiados por video ofrecen soluciones innovadoras, permitiendo a los pacientes practicar ejercicios en casa con supervisión profesional.
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