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Las dificultades en el diagnóstico de neoplasias benignas en la región maxilofacial a menudo están condicionadas por la variedad de formas de un mismo proceso patológico, la ausencia de signos específicos y la variabilidad de los síntomas clínicos en el contexto de una infección secundaria.

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Hoy en día, en el arsenal de los especialistas que diagnostican neoplasias benignas del sistema dentomaxilar, se disponen de las siguientes técnicas:

  • recolección de datos clínicos;
  • métodos físicos de diagnóstico;
  • radiodiagnóstico;
  • diagnóstico radionuclear;
  • diagnóstico morfológico.

Recolección de datos clínicos

En la mayoría de los casos, las neoplasias benignas de los huesos de la región maxilofacial se caracterizan por un mínimo de síntomas clínicos, por esta razón los pacientes acuden tarde al médico. La edad y el sexo del paciente a menudo son el punto de partida del proceso de diagnóstico de las neoplasias. Esto se debe al factor de que las lesiones precancerosas se diagnostican más frecuentemente en hombres mayores de 50 años. Por ejemplo, en los lactantes predominan las neoplasias tumorales de las mandíbulas y los tumores vasculares.

Figura 1. Palpación en odontología.

La palpación tiene un enorme valor en el proceso de diagnóstico. A los tumores benignos les es característico un crecimiento expansivo, típicamente presentan una cápsula bien definida, que se determina palpatoriamente como un nódulo solitario de forma ovalada o redonda con límites claros. Para las formaciones malignas, la presencia de una cápsula no es típica, se extienden a los tejidos circundantes, por lo tanto, durante la palpación se determinan como un infiltrado denso sin límites claros.

Las formaciones de los procesos alveolares de las mandíbulas se diagnostican temprano, mientras que los tumores del cuerpo de la mandíbula crecen y se desarrollan asintomáticamente durante un largo período de tiempo. El proceso tumoral, cuando se localiza en el área de la rama o el ángulo de la mandíbula inferior, los tumores de los senos paranasales son mucho más difíciles de detectar.

El hueso compacto en el área de la rama y el ángulo de la mandíbula inferior predomina sobre la sustancia esponjosa. Además, el hueso en esta área está cubierto interna y externamente por músculos masticatorios, lo que crea las condiciones para un descubrimiento tardío del tumor en esta localización en comparación con los tumores del cuerpo de la mandíbula. La cara del paciente comienza a deformarse cuando el proceso patológico afecta más de la mitad de la rama de la mandíbula.

Las neoplasias intraóseas inicialmente causan daño en el tejido esponjoso, luego se produce el adelgazamiento de la placa compacta, seguido de la deformación de la mandíbula. Gracias a su posición anatómica, la mandíbula inferior está completamente accesible para la inspección y la palpación, lo que permite palpar el tumor, pero en etapas más avanzadas de crecimiento.

El tumor del tejido óseo en el proceso de crecimiento en el cuerpo de la mandíbula puede causar un adelgazamiento tan significativo del tejido óseo que se produce una fractura patológica. Las neoplasias de la mandíbula superior, de su superficie orbitaria, pueden provocar diplopía y alteración de la posición del globo ocular. Cuando el tumor presiona el conducto nasolagrimal, se observa lagrimeo.

Las neoplasias que se localizan en la superficie pterigomaxilar de la mandíbula superior se desarrollan absolutamente sin síntomas. El síntoma inicial de tal neoplasia es la sensación de obstrucción al abrir la boca ampliamente, lo que se debe a la invasión del proceso coronoides en el tumor. En este caso, el paciente no siente dolor.

Como resultado del daño causado por el proceso tumoral en el proceso frontal del maxilar superior, puede ocurrir una deformación ubicada en la base de la nariz o en la pared interna de la órbita, lo que a menudo se acompaña de síntomas de hernia cerebral.

Los tumores del proceso cigomático que se extienden al tubérculo del maxilar superior pueden debilitar significativamente la resistencia del hueso. El proceso alveolar del maxilar superior es una zona típica para la aparición de varios tumores benignos: fibromas, osteoblastoclastomas, osteomas, odontomas.

Figura 2. Palpación de los ganglios linfáticos.

La intervención quirúrgica para la extirpación de un tumor en el maxilar superior puede comprometer la integridad del seno maxilar, lo que explica la necesidad de preparar una placa protectora en la etapa preoperatoria. En caso de intervención quirúrgica en la parte frontal del proceso alveolar del maxilar superior, puede ocurrir una violación de la integridad de la cavidad nasal con la subsiguiente formación de fístulas, que son difíciles de tratar.

Según los datos de la literatura científica, los tumores benignos de los huesos cigomáticos son raros. Si se sospecha de un tumor, se debe prestar especial atención a las áreas de drenaje linfático regional. Sin embargo, es importante recordar los cambios en los ganglios linfáticos que pueden ser el resultado de linfadenitis crónica, causada por procesos inflamatorios en el área maxilofacial.

Diagnóstico radiológico

Es un método auxiliar de diagnóstico que se utiliza exclusivamente para procesos patológicos en las mandíbulas. Hoy en día, se han desarrollado muchas posiciones especiales que permiten obtener la imagen del fragmento óseo deseado en la proyección requerida.

Es más fácil identificar los signos radiológicos de un proceso tumoral cuando está localizado dentro de la mandíbula inferior. Detectar radiológicamente un tumor en la mandíbula superior, y especialmente en los senos paranasales, es considerablemente más difícil.

Por esta razón, cuando es necesario diagnosticar un tumor en la mandíbula superior, es mejor utilizar la tomografía - una técnica de examen radiológico por capas, que permite obtener múltiples imágenes de diferentes capas del tumor.

Figura 3. Tomografía computarizada.

La tomografía computarizada es el método de radiodiagnóstico más ampliamente utilizado hoy en día.

Ventajas

  1. Alta informatividad.
  2. Permite obtener imágenes de cualquier tejido.
  3. Transmite la imagen no solo del órgano estudiado, sino también de los tejidos circundantes ubicados en el mismo corte, permite evaluar su tamaño, configuración y relación topográfica.
  4. Existe la posibilidad de ensamblar cortes transversales de la imagen y crear una imagen longitudinal del fragmento deseado.
  5. Permite aumentar varias veces el foco patológico, realizar mediciones precisas.
  6. Transmite una imagen clara independientemente de la diferente densidad de los tejidos.

Métodos físicos de diagnóstico

La electroodontodiagnóstico (EOD) es un método ampliamente utilizado para diagnosticar tumores benignos de las mandíbulas, basado en la evaluación de la reacción del diente a un impulso eléctrico. El método ayuda a determinar la viabilidad del diente. EOD se utiliza para diagnosticar tumores de la mandíbula inferior y los senos paranasales, procesos para los cuales es característica una alteración de la excitabilidad eléctrica de los dientes.

Diagnóstico morfológico

Es el método más confiable para diagnosticar neoplasias.

Figura 4. Biopsia por punción.

Hoy en día, el papel de los estudios morfológicos, especialmente los histológicos, está aumentando, lo que se explica por la implementación de métodos modernos de biopsia, la variedad de intervenciones quirúrgicas. Una descripción histológica detallada del foco patológico permite establecer un diagnóstico correcto, justificar la táctica de tratamiento elegida, y planificar el alcance de la intervención quirúrgica próxima.

La realización de una biopsia de forma dinámica ayuda a controlar la eficacia del tratamiento seleccionado. La biopsia implica el estudio microscópico de un fragmento de tejido tomado en vida con el objetivo de realizar un diagnóstico y planificar el tratamiento. Se someten a examen microscópico los siguientes preparados:

  • fragmentos de tejidos que fueron removidos durante una intervención quirúrgica;
  • aspirados;
  • raspados;
  • excreciones;
  • secreciones.

Tipos de biopsias más frecuentemente utilizadas en el proceso de diagnóstico de tumores benignos en la región maxilofacial:

  • excisional,
  • incisional, por punción,
  • trepanobiopsia,
  • estudio citológico de frotis-impresiones, raspados, aspirados, secreciones y excreciones.

El histogénesis de los tumores benignos es diverso, pero presentan características comunes:

  • crecimiento lento,
  • ausencia de metástasis;
  • detención del crecimiento en algunos casos;
  • cambios involutivos.

Para los tumores benignos es característico un crecimiento expansivo, lo que determina una buena delimitación de sus contornos, haciendo que estas formaciones sean operables.

Algunos tipos de neoplasias benignas (fibroma, hemangioma) presentan un crecimiento difuso infiltrante, invaden los tejidos circundantes y son capaces de recurrir de manera similar a los procesos malignos.

Figura 5. Frotis impresión.

Los tumores benignos de gran tamaño (osteoma, fibroma, lipoma) son capaces de comprimir y desplazar los órganos adyacentes, provocando trastornos endocrinos. Por esta razón, la benignidad es un concepto relativo.

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